domingo, 13 de junio de 2010

La entrevista que no fue

La prisa me atropellaba, como siempre que en mi cabeza planeo diez mil actividades para muy poco tiempo. En mi mente la eficiencia es tan fácil; en la realidad la eficacia no es acorde. Era, en principio, mi día libre y le había dedicado más tiempo del normal a mi almohada. Pero iba a trabajar. Y estaba mentalizada para correr ansiosa. Mi cabeza estaba puesta en la entrevista. Pero también en ese otro trabajo que tenía que dejar listo; y en la recepción a la que me convenía ir; además de una agradable visita off the record con un prometido café de por medio y sobre todo, en arreglarme para estar impecable.
Así que en muchas horas que pudieron ser prólijamente aprovechadas para que todo saliera bien, me la pasé saltando del computador en donde leía y buscaba datos para la entrevista; el baño, para arreglarme el cabello; la habitación mirando todo lo que no tengo para ponerme; y la cocina preparando la comida para mis perros y de manera secundaria, buscando algo con que calmar el rugido de mi estómago sin que me causara culpa "inflacionaria".
Todo el montón de datos, que me habían prometido para diseñar 'agudos' cuestionamientos, no llegaban. Así que entre el mechón de pelo, elegir entre la falda o el pantalón y un rápido plato de avena, delineé en una libretita cuatro bloques básicos de preguntas. Lo demás dependería de 'mi agudeza' y sus respuestas. Lo que se dice, un alarde de método y disciplina...
Y llegó entonces la llamada.
- Hola, quería preguntarte si podés estar media hora antes, es que se nos cruzó un evento y vamos a tener problemas de tiempo. ¿Podés estar antes?
- eehhhh...Bueno, estoy sobre el tiempo...
- bueno, aunque sea quince minutos antes...
- está bien, a esa hora...

Qué podía decir. Quince minutos no eran tanto, aunque para mi rígido - aunque no se crea-, esquema mental, era el acabose.  El personaje era importante. Y entonces, corrí. Así que pese al desbarajuste que me causó (más) el cambio de horario, milagrosamente pude detectar algo para ponerme, mi cabello logró quedar decente y resigné un maravilloso viaje en bus o 'subte' por un rápido taxi express. La conveniencia de ir a la recepción se había quedado en teoría por "los preparativos" para la entrevista; el otro trabajo quedaría para mis horas nocturnas. El día estaba echado. Todo fuera por la mística del trabajo periodistico, mi previsible naturaleza femenina... y alguno que otro beneficio extra.
Pero estaba impecable, eso sí. 
Con puntualidad asombrosa llegué a mi compromiso. Me esperaban en la puerta; en realidad porque mi contacto se iba a preparar el evento por el cual me adelantaron el encuentro. Nos despedimos y subí.
Mi primera impresión fue de oficina pública. La segunda, de un internado de monjas. Y en un tercer vistazo más detenido, de nuevo una oficina pública con visos 'retro fashion'. Quizás fueron los chupines y la gorra vintage del andrógino personaje que se paseaba mirando el lugar, o el remedo de capilla con reclinatorios en medio de un patio interior que iba a ser la locación para alguna producción en ciernes; o la conversación en inglés con traductor que sostenía un típico funcionario público de corbata con un joven de rasgos orientales indefinidos y con cara de nada; de esos que luego ves en las noticias porque, aún sin resolver su problema de acné adolescente, se convierten en millonarios tras cranear una red social virtual o algo así. 
Mientras me tomaba el café, pensaba en qué iba ahorrar para compensar los pesos extras que me había gastado en taxis. Este mes me estaba desmadrando en gastos, iba a llegar rascando las paredes... H ya viene, en minutos te hacemos pasar...
 Los minutos pasaron, llegó la hora acordada originalmente, se acabó el café, el baño por favor... pasaron 20 minutos de la hora acordada originalmente... Mil disculpas, no se que pasó hoy, con esto del mundial ha sido una locura, pero H ya está, un minuto...Entra, sale, entra... a las tres mil disculpas, decidí que eran suficientes... Mirá L, se que H tenía un compromiso en cinco minutos, que fue por lo que me adelantaron la entrevista, así que yo preferiría que la pospusiéramos para cuando el esté tranquilo. No quería que me despachara con tres frases de cajón. Tengo algunas preguntas que me gustaría que él tuviera tiempo de contestar con calma, así que ¿qué te parece?...Pese al entorno descrito, el personaje tiene responsabilidades de gobierno, no es artista ni modelo promocional. Mirada culpable... claro, sí, dejame le consulto... un millar de disculpas más. Sale, entra... Sí, es lo mejor, te llamo y acordamos para la próxima semana con seguridad.Mil disc...si me pagaran en disculpas recibidas, seguramente no hubiera estado sufriendo por los devaluados pesos extras que pagué en taxi.


Por suerte el prometido café off the record pagó la tarde.

viernes, 11 de junio de 2010

Lamento colombiano III

No quisiera, pero si algo hay peor que saber qué personaje se nos viene de presidente en Colombia, es tener pruebas claras del tipo de justicia que alienta este Gobierno. Como fiel ladero del actual presidente y ex ministro de Defensa de Uribe, Juan Manuel Santos ya salió a justificar el reclamo de Uribe para que la justicia no toque a las fuerzas militares y no se repita la condena a 30 años fallada contra el coronel retirado Luis Alfonso Plazas Vega, por la desaparición de 11 personas en el holocausto del Palacio de Justicia en 1985. Tanto el presidente como el ministerio de Defensa expresaron "dolor" por la sentencia. Dijo el señor Uribe que "los derechos humanos no se pueden invocar para cometer abusos contra la fuerza pública". Lo dice de una investigación que tiene varios testigos, incluso del mismo ejército, videos en donde aparecen vivos y escoltados por el ejército, personas que luego aparecieron muertas y otras, nunca aparecieron.
Pregunto, ¿que un alto mando militar tenga bajo su responsabilidad un operativo en el que se cometen tales atrocidades, e invoca cumplimiento del deber, no es, eso sí, abuso? Abuso, una palabra suave para calificar delitos de lesa humanidad.