domingo, 13 de junio de 2010

La entrevista que no fue

La prisa me atropellaba, como siempre que en mi cabeza planeo diez mil actividades para muy poco tiempo. En mi mente la eficiencia es tan fácil; en la realidad la eficacia no es acorde. Era, en principio, mi día libre y le había dedicado más tiempo del normal a mi almohada. Pero iba a trabajar. Y estaba mentalizada para correr ansiosa. Mi cabeza estaba puesta en la entrevista. Pero también en ese otro trabajo que tenía que dejar listo; y en la recepción a la que me convenía ir; además de una agradable visita off the record con un prometido café de por medio y sobre todo, en arreglarme para estar impecable.
Así que en muchas horas que pudieron ser prólijamente aprovechadas para que todo saliera bien, me la pasé saltando del computador en donde leía y buscaba datos para la entrevista; el baño, para arreglarme el cabello; la habitación mirando todo lo que no tengo para ponerme; y la cocina preparando la comida para mis perros y de manera secundaria, buscando algo con que calmar el rugido de mi estómago sin que me causara culpa "inflacionaria".
Todo el montón de datos, que me habían prometido para diseñar 'agudos' cuestionamientos, no llegaban. Así que entre el mechón de pelo, elegir entre la falda o el pantalón y un rápido plato de avena, delineé en una libretita cuatro bloques básicos de preguntas. Lo demás dependería de 'mi agudeza' y sus respuestas. Lo que se dice, un alarde de método y disciplina...
Y llegó entonces la llamada.
- Hola, quería preguntarte si podés estar media hora antes, es que se nos cruzó un evento y vamos a tener problemas de tiempo. ¿Podés estar antes?
- eehhhh...Bueno, estoy sobre el tiempo...
- bueno, aunque sea quince minutos antes...
- está bien, a esa hora...

Qué podía decir. Quince minutos no eran tanto, aunque para mi rígido - aunque no se crea-, esquema mental, era el acabose.  El personaje era importante. Y entonces, corrí. Así que pese al desbarajuste que me causó (más) el cambio de horario, milagrosamente pude detectar algo para ponerme, mi cabello logró quedar decente y resigné un maravilloso viaje en bus o 'subte' por un rápido taxi express. La conveniencia de ir a la recepción se había quedado en teoría por "los preparativos" para la entrevista; el otro trabajo quedaría para mis horas nocturnas. El día estaba echado. Todo fuera por la mística del trabajo periodistico, mi previsible naturaleza femenina... y alguno que otro beneficio extra.
Pero estaba impecable, eso sí. 
Con puntualidad asombrosa llegué a mi compromiso. Me esperaban en la puerta; en realidad porque mi contacto se iba a preparar el evento por el cual me adelantaron el encuentro. Nos despedimos y subí.
Mi primera impresión fue de oficina pública. La segunda, de un internado de monjas. Y en un tercer vistazo más detenido, de nuevo una oficina pública con visos 'retro fashion'. Quizás fueron los chupines y la gorra vintage del andrógino personaje que se paseaba mirando el lugar, o el remedo de capilla con reclinatorios en medio de un patio interior que iba a ser la locación para alguna producción en ciernes; o la conversación en inglés con traductor que sostenía un típico funcionario público de corbata con un joven de rasgos orientales indefinidos y con cara de nada; de esos que luego ves en las noticias porque, aún sin resolver su problema de acné adolescente, se convierten en millonarios tras cranear una red social virtual o algo así. 
Mientras me tomaba el café, pensaba en qué iba ahorrar para compensar los pesos extras que me había gastado en taxis. Este mes me estaba desmadrando en gastos, iba a llegar rascando las paredes... H ya viene, en minutos te hacemos pasar...
 Los minutos pasaron, llegó la hora acordada originalmente, se acabó el café, el baño por favor... pasaron 20 minutos de la hora acordada originalmente... Mil disculpas, no se que pasó hoy, con esto del mundial ha sido una locura, pero H ya está, un minuto...Entra, sale, entra... a las tres mil disculpas, decidí que eran suficientes... Mirá L, se que H tenía un compromiso en cinco minutos, que fue por lo que me adelantaron la entrevista, así que yo preferiría que la pospusiéramos para cuando el esté tranquilo. No quería que me despachara con tres frases de cajón. Tengo algunas preguntas que me gustaría que él tuviera tiempo de contestar con calma, así que ¿qué te parece?...Pese al entorno descrito, el personaje tiene responsabilidades de gobierno, no es artista ni modelo promocional. Mirada culpable... claro, sí, dejame le consulto... un millar de disculpas más. Sale, entra... Sí, es lo mejor, te llamo y acordamos para la próxima semana con seguridad.Mil disc...si me pagaran en disculpas recibidas, seguramente no hubiera estado sufriendo por los devaluados pesos extras que pagué en taxi.


Por suerte el prometido café off the record pagó la tarde.

viernes, 11 de junio de 2010

Lamento colombiano III

No quisiera, pero si algo hay peor que saber qué personaje se nos viene de presidente en Colombia, es tener pruebas claras del tipo de justicia que alienta este Gobierno. Como fiel ladero del actual presidente y ex ministro de Defensa de Uribe, Juan Manuel Santos ya salió a justificar el reclamo de Uribe para que la justicia no toque a las fuerzas militares y no se repita la condena a 30 años fallada contra el coronel retirado Luis Alfonso Plazas Vega, por la desaparición de 11 personas en el holocausto del Palacio de Justicia en 1985. Tanto el presidente como el ministerio de Defensa expresaron "dolor" por la sentencia. Dijo el señor Uribe que "los derechos humanos no se pueden invocar para cometer abusos contra la fuerza pública". Lo dice de una investigación que tiene varios testigos, incluso del mismo ejército, videos en donde aparecen vivos y escoltados por el ejército, personas que luego aparecieron muertas y otras, nunca aparecieron.
Pregunto, ¿que un alto mando militar tenga bajo su responsabilidad un operativo en el que se cometen tales atrocidades, e invoca cumplimiento del deber, no es, eso sí, abuso? Abuso, una palabra suave para calificar delitos de lesa humanidad.

lunes, 31 de mayo de 2010

Lamento colombiano II

Esta sí que es una tristeza. Hoy algo me pesa en serio por dentro. Mi único razonamiento a la distancia es que el miedo triunfó. No hubo ni siquiera opción para una alternativa medianamente moderada. Que, pese a los falsos positivos y a la ilegalidad de la incursión en territorio ecuatoriano, una mayoría haya optado por Santos, me llena, incluso para mi sorpresa, de pesar. Ganó el fin como justificación de cualquier medio, como leí en un comentario de una vieja conocida de infancia, de quien me separa no solo el tiempo transcurrido, sino un abismo ideológico.
Algunos, como ya me han dicho, afirmarán que mi percepción es causada por la distancia, que yo no vivo en Colombia y no conozco de primera mano qué es lo que pasa, que la seguridad mejoró.Seguramente se me escaparán muchas aristas de la realidad cotidiana colombiana.  Pero leo, eso sí. Y en lugar de esa mirada encandilada por hechos coyunturales, y bombardeos cotidianos de propaganda y contra propaganda mediática, veo un panorama de desplazados y asesinatos de quienes dan la cara por ellos; paramilitarismo que lejos de desaparecer, crece; de violencia urbana en ascenso; de corrupción; de campañas de espionaje, amenazas y amedrentamiento desde el DAS, con fundadas sospechas que apuntan a funcionarios cercanos a Uribe; de una guerrilla que si bien diezmada, sigue condicionando la vida de muchos colombianos; y no me refiero precisamente a quienes ahora pueden viajar a sus sitios de descanso y se lo agradecen eternamente a Uribe.
No creo que sea solo la distancia la que me hace ver el panorama oscuro. No soy la única que piensa así. Hay muchos que sí viven en Colombia y ven un panorama desolador como yo.  Y está esa otra mitad, que no necesariamente está en la antípoda de Uribe - los que no votaron a Santos-, pero quiere un mejor país, un país con ética y legalidad, un país con respeto.
Falta una segunda vuelta para definir al próximo presidente, pero la diferencia de resultados hoy fue tan contundente, que mi pesimismo, por ahora, es difícil de remontar.       

sábado, 29 de mayo de 2010

Lamento colombiano

Perra perra perra vida!!!!
Cómo me perdí esto!!!!!!!!!!!!
Esencia de mi vida, cuna de lo que soy.
Todavía no puedo creer no haber estado ahí, sigo llorando...

Toto

Ahhh, y no es Matalé, es Mapalé!! un ritmo caribeño de origen africano.

Y se baila así:



jueves, 27 de mayo de 2010

El choripán, un mito a desterrar

Desde que llegué a estas tierras australes, siempre dije que en tierra de inventos, lo mejor que habían ideado los argentinos era poner un chorizo abierto dentro de un pan francés; o sea el choripán. Siete años y medio después, lo sigo sosteniendo. Pero en el camino, me he dado cuenta, además, que el 'chori' tiene una connotación social y sobre todo, es símbolo político de quien quiere denostar a los peronistas. Los borregos "acarreados" de quienes se identifican con el que fuera un coronel "tirano", acuden siempre a la concentración partidaria por el 'chori' y la 'coca'. Un lugar común en el que he visto caer desde el opositor más berreta, hasta el más aguzado de los analistas... opositores.
El choripán es símbolo del populacho, la comida rápida y barata del obrero, de la mujer y el hombre que llaman "de a pie", el más callejero de los alimentos.
Influida por esta parafernalia peronista, en estos años cultivé en mi interior el mito del 'chori' en la Plaza de Mayo como una reivindicación, acto tras acto, del movimiento que mejor supo interpretar el interés popular, el derecho de la masa, el reconocimiento del excluido.
Así que, ayer por segunda vez, me fui a la histórica Plaza, no solo a participar de esa aplastante, espectacular e hiper masiva celebración que fue el Bicentenario argentino, convocada por el más peronista de los gobiernos peronistas después de Perón, según los más fanáticos de ellos, que además me hizo sentir un particular orgullo de estar ahí, sino que quise completar la pintura perfecta que ideé en mi imaginario; sentarme al borde de una de las fuentes cerca a la Pirámide de la Revolución y comerme un jugoso choripán de dudosa procedencia.
Y por segunda vez, me encontré  con que, en lo que caminé de la Plaza de Mayo, no había un solo puesto del humilde alimento con el que compran la conciencia de los ingenuos. Quizás, pensé, en uno de esos arranques populistas y clientelares que los caracterizan, los kirchneristas los habían repartido gratis y los dos millones de personas que llenaron calles, plazas y avenidas en un solo día tuvieron el suyo antes que yo.
O también cabe la posibilidad que eso del 'chori y la coca' solo sea la salida fácil de los que prefieren negar que la gente agradece con su presencia a un gobierno que a veces demasiado tímidamente e incluso de manera oportunista en otras ocasiones si se quiere, ha tomado decisiones que han mejorado la vida cotidiana de millones. Decisiones inacabadas, sucestibles de ser mejoradas e imperfectas, pero decisivas, como el traspaso de los fondos jubilatorios a manos del Estado, y que permitió la AsignaciónUniversal por Hijo, medida impactante que disminuyó la indigencia entre un 54 y 68 por ciento, según la región; y la pobreza entre un 13 y 32 por ciento.

Esta última opción me llena de desilusión porque me lleva a concluir que el gran poder 'cooptador' del modesto sandwich, no es tal; y entonces debo trascurrir el doloroso camino de un penoso duelo, el de reconocer, después de casi ocho años, que el del choripán es un mito a desterrar de mi fantasía argentina.

lunes, 24 de mayo de 2010

Un escenario para el periodismo

Hace unos días, en un circunstancial encuentro de colegas que trabajamos en diversos medios gráficos, la curiosidad de saber cómo llevábamos por dentro el actual enfrentamiento entre el gobierno y el Grupo Clarín, nos llevó a una conversación interesante sobre el quehacer diario del periodista, las contradicciones entre nuestra opinión personal y la que teníamos que volcar en nuestro trabajo, y el "no periodismo" que practicamos en ocasiones por darle prioridad a una directriz que a veces no tiene nada que ver con un mandato periodístico.
Descubrimos que nuestras afinidades como trabajadores de los medios de comunicación son más que nuestra concordancia con el interés editorial de la empresa No solo para quienes trabajan en medios cuya línea editorial no comparten, sino incluso para quienes comparten algunas de sus parámetros políticos o ideológicos. Para estos últimos, obviamente hay un grado de comodidad mayor. Pero todos coincidimos en que cruzar ese límite es una cuestión que sale de nuestro poder. Sobre todo porque las empresas mediáticas ahora tienen más en su ADN la impronta empresarial que la mediática. Y así, hoy el dueño puede ser uno, y mañana otro que adhiere su interés a una ideología diametralmente opuesta. Además nuestra elección depende de parámetros tan prosaicos como el sueldo para llegar a fin de mes, en un medio en el que abunda el empleo precario y en negro.

Para mi ese gran enfrentamiento que existe entre el gobierno argentino y ese otro parapoder político que es el grupo Clarín tiene un costado positivo. Para quienes tenemos interés en hacer periodismo en serio, claro. Quiero decir, el periodismo que respete el lenguaje y lo enriquezca. Ese que ofrece elementos para el análisis y herramientas para la interpretación. No el tan común por estos días, que entrega en paquete la interpretación, los juicios de valor y las opiniones dirigidas a "bajar línea"; que subestima al lector/televidente/oyente  y no le permite crear su propio criterio, sino que le impone uno propio.

Creo que estamos en un escenario propicio en el que tenemos la oportunidad única de reacomodarnos y pensarnos como periodistas. Nuestra reafirmación  debe ser horizontal y no en relación con el medio en el que eventualmente trabajemos. Pero para eso debemos hacer el esfuerzo de resistir la identificación con nuestra "medio patrón". Si queremos ofrecer información que ayude a crear criterios propios, tenemos que solidificar el propio.

En fin... esto iba solo a ser una introducción para recomendarles la columna de hoy de Eduardo Aliverti, que me recordó la conversación que tuve hace unos días y que lo dice mucho mejor que yo. Aquí: Entre nosotros.

domingo, 23 de mayo de 2010

Una noche en Río

Ya iba por mi cuarto pincho de unos carnosos camarones que no veía desde que había estado en Colombia. Feliz alrededor de la mesa del bufé, no me importaba esta vez parecer la típica periodista "sanguchera", como dicen en Buenos Aires. Era mi cuarto pincho y mi séptima u octava vuelta alrededor de la tropical oferta gastronómica. Río me estaba ofreciendo papaya, guayaba, queso fresco al estilo "paisa", buen café en el desayuno; y camarones y al parecer una sorpresa que me iba a ser adelantada como primicia en segundos, en una noche sin nubes en la que se veía la iluminada bahía de Guanabara desde el Pán de Azúcar.

- Esta gente se vino con todo! No te imaginas quien viene para el show de media noche...
- ¿¡...!?

El aire de mar un poco fresco, buen pretexto para justificar las mejillas sonrosadas, el cabello revuelto y la sonrisa ligera, hacía que me sientiera en una película donde la heroina terminaría haciendo algo de lo que se arrepentiría al siguiente día. Personas que parecían ser de la "high society" carioca y paulista eran el toque "chic", mucho brillo, tacón alto, minifaldas, escotes, cámaras, fotos con famosos ignotos alrededor, meseras con canapés exóticos y otros no tanto.
 
- ¿Ya fuiste por una caipirinha?
- Esta es mi segunda 'sakirinha'...
- ...
- Cambié la cachaça por sake, está buenísima...


Sin perder mucho tiempo, mi personalidad "sanguchera" había llegado ya dos veces a otra mesa, en donde dos muy bien plantados cariocas, con mucho ritmo y destreza preparaban caipirinhas, mis recién bautizadas 'sakirinhas' y otras bebidas espirituosas (alabadas sean!...) con maracuyá, fresa, carambolo, piña y alguna otra fruta que ya no recuerdo.

Y aunque Dioniso se apoderó de mi espíritu y los recuerdos de playas caribeñas y noches de insomne felicidad casi lo saturaban, algunos restos investigativos quedaban.

- Y... ¿me vas a adelantar quien se presenta esta noche?
- ...mmm, es que es una sorpresa...
- A quien le voy a contar yo... dime...

Y tan bajito, bajito, que entre la música y el ruido casi no entiendo (hubiera sido lo mismo) me dijo como gran revelación Yvete Sangalo...

- ... ... ... cric cric

Las dos 'sakirinhas' ya habían hecho su efecto, porque sin pudor pregunté lo que parecía era casi un sacrilegio:

- Aaaajá... Y esa, ¿quién es?

Una mirada desconcertada antecedió a una paciente explicación de qué significa Ivechi para la música brasileña actual... Más importante que lo que significó Daniela Mercury en su mejor momento, me explicaron. De esa última, al menos, había escuchado hablar alguna vez.
El pobre sentía que había quemado "pólvora en chimango". Decirle después que el espectáculo había sido aplastante, que me pareció que la bahiana se comía el escenario y que los bailarines que la acompañaron obnubilaron mi visión e inspiraron mi posterior desempeño en las pistas, no sirvieron. No pudo dejar esa mirada de conmiseración que me dirigía cada vez que mencionábamos a Ivechi.

Mi amiga a la que le regalé el DVD de cortersía que encontré despúes, esa noche, en la habitación del hotel, fue un poco más cruda a la hora de expresar su mezcla de "no lo puedo creeeeer" porque Ivete fuera el show de la noche y de la evidente poca conciencia que tenía yo de lo que había presenciado.

Y aquí, en mi espacio, declarando mi ignorancia musical brasilera, pregunto ¿queda mal confesar que el pincelazo brasilero que aprecié esa noche no me mató? Brasil quedó en deuda conmigo.


lunes, 10 de mayo de 2010

Divagaciones de domingo

Cómo cuesta empezar. En esto de escribir digo, que es más oficio que inspiración. Domingo en la noche y lo único que quiero es tirarme en la cama a leer y dejarme llevar por el cansancio y el sueño. Depende de la lectura, claro. Últimamente me peleo con los ojos; ellos quieren claudicar y yo los obligo a seguir las palabras en el papel.Una lucha perdida.
Trabajo cuando muchos sufren el síndrome del domingo por la tarde. Por suerte no hay síndrome de víspera en otros días de la semana. Me ahorro la melancolía. No hay transición, solo ocio; y de sopetón... trabajo.
Decía, esta noche quisiera solo abandonarme a otras realidades, las que encuentro en páginas llenas de eso que Grijelmo llama "la seducción de las palabras". Siempre es mejor sumergirse en realidades ajenas. En todo caso es más fácil. Yo también quisiera construirlas, pero nunca estoy trabajando cuando la inspiración me sorprende, como aconseja alguien que creo es un escritor famoso. No recuerdo quien. ¿Y si trabajo y trabajo esperando que llegue? La inspiración, digo. ¿De dónde saco la vida entonces para inspirarme?.
No se qué día me sorprendió en el escalador del gimnasio. La inspiración.Ya no recuerdo qué musa iluminó mi mente; o sobre qué, mejor dicho. Pero era brillante lo que se me ocurrió. Eso sí lo sé. Lástima que despúes no lo recordé. Me pasa por no haber estado frente a la pantalla del computador o al menos frente a un papel en blanco, a la vieja usanza. Pero el gimnasio me hace bien. Alimenta mi búsqueda hedonista, la confianza para otro tipo de seducciones, tan necesarias para la vida. Un dilema.
Pero esto es oficio y disciplina. Así que le saco un rato a la noche, al placer de la pereza y a la seducción de palabras ajenas; y divago entonces, por disciplina, solo para comenzar de una vez por todas.    

martes, 27 de abril de 2010

Debate en radio sobre toros

Acabo de escuchar un intento de debate sobre la tauromaquia en el programa de Víctor Hugo Morales, a propósito de una cornada que tiene muy grave a un torero que participaba de ese dudoso arte en México y de una añosa columna de Mario Vargas Llosa, en la que defiende esa práctica en la que el encuentra "un culto amoroso y delicado en el que toro es el rey", aunque para ser justa se ataja de entrada al reconocer que tiene una cuota de violencia y crueldad que "crea en nosotros, los aficionados, un malestar y una conciencia desgarrada entre el placer y la ética, en su versión contemporánea". Palabras casi poéticas con el fin de justificar una práctica, a mi modo de ver, bárbara, pero tan arraigada en España y países de profundas raíces culturales hispanas como México o Colombia.
Pero la idea de estas reflexiones no es enfocar en Vargas Llosa, sino en las opiniones de algunos de quienes estaban en la mesa del programa periodístico. Y me llamó la atención la mezcla de peras con manzanas, sin ningún rigor. Entre comentarios de oyentes indignados por las opiniones del escritor y la condena a la práctica en sí, los locutores y periodistas del programa trataron de encontrar explicaciones a los argumentos de Vargas Llosa y terminaron justificando las corridas de toros con ideas como que es un asunto cultural, o que representa un enfrentamiento tête â tête entre torero y toro, o incluso con la comparación absurda del sacrificio de animales para el consumo.
Varias preguntas me surgieron a boca de jarro. Para aquellos que defienden los toros como algo de raíz cultural, ¿estarían dispuestos a justificar entonces la circuncisión femenima, la lapidación por adulterio y algunas otras prácticas milenarias y tan arraigadas en algunas sociedades, solo porque hacen a su esencia histórica cultural?
Otras, ¿No se supone que lo que nos diferencia de los animales es el raciocinio, o sea la inteligencia? ¿Cómo puede plantearse entonces un enfrentamiento de iguales?, ¿El toro elige?, ¿El toro va a una plaza por voluntad, sabiendo que su fin ineludible es la muerte (a diferencia del torero, para el cual solo es un riesgo) solo para lucirse y tratar de provocar el ataque del torero? ¿El animal por instinto, no está tratando de defenderse y sobrevivir frente a seres que le infieren heridas, entre otras cosas con banderillas que tienen puntas que se les entierran en la piel, les cuelgan y los hacen sangrar permanentemente mientras tratan de buscar a su agresor?
Y finalmente, ¿Cuándo se sacrifican pollos, vacas, cangrejos, chivos, etc, para comer, se les hace pasar antes por un proceso de espectáculo lucrativo en el que se les prolonga el dolor y la agonía solo para disfrute de una tribuna, más parecida a la elite de los antigüos coliseos romanos que a pobres ciudadanos con necesidad de saciar su necesidad básica de alimento?
Yo me pregunto, si el tema se coloca para el debate en un medio masivo de comunicación ¿No merecería un tratamiento más riguroso?

viernes, 23 de abril de 2010

Trabajo de orfebre

Acabo de llegar de hacer una entrevista tan estimulante como desordenada.Un personaje encantador pero desembozado y así entonces, cada 5 minutos había frases como: "No pará... esto no lo pongas...", o "pero volviendo a lo que te dije hace un rato...", o "ahhh, te acordás que en ese momento..." dirigiéndose a quien lo acompañaba, y después del largo paréntesis, "bueno, pero fijate que lo que le dije a él...", o un rato después, en medio de la charla, el celular..."hola, no te puedo atender, ¿ahhhh sí? hay quilombo en la Legislatura... viste lo que te dije..." y otro pequeño interludio, en el que me enteraba de datos interesantes, pero ajenos al tema de la entrevista...
En fin... esa es la tarde que me espera mañana... por incapacidad de encauzar una simpática charla, trabajo de orfebre...

Charla con la encargada del edificio

Escuché que la encargada limpiaba el pasillo fuera del departamento y aproveché... 

- ¿Cómo anda Juana?,... vi que van a tratar en la reunión del consorcio quejas de vecinos por ruidos en horas de descanso y gente que entra al edificio... Dice que van a decidir qué medidas van a tomar en contra de ellos, ¿escuchó sobre qué eran?

(mis perros  y una culpa que cargo casi genéticamente hacen que siempre me incomoden estos cuestionamientos en abstracto)
 
- Hola, sí... yo también leí, pero no se... ahhh, de pronto es por la oficina que funciona en el primer piso, entra mucha gente, la dejan esperando en el pasillo y tiran las colillas de cigarrillos en la planta, y la maceta es de madera...
- Ahhh,claro...
- Y también la señora de arriba que, viste que es evangélica y reparte esos folletos..., a mi me ha dado, hace reuniones y me dice que deje entrar a la gente, yo no la conozco y ella a veces tampoco porque presta la casa para reuniones...
- Es Testigo de Jehová, sí... Usted no deje pasar a nadie sin saber quien es...
- Sí, yo a veces me encuentro a la gente por la escalera subiendo y bajando y no se sabe quien es... Yo a veces ni le contesto para que ella baje...

(Con la magnífica oportunidad de mandar al frente a la vecina, con la que tenía  también una cuentita pendiente, me despaché...) 

- Sí, esa señora es rara, una vez la pillé cuando le tiraba aceite de cocina usado a mis perros porque estaban ladrando en el balcón...
- ¿Sí???!! ¿a los perritos?..., pero si son tranquilos, yo ni los escucho cuando vos no estás...
- Sí, un día estaban alterados y cuando salí a ver qué pasaba, ella se escondió aunque se dio cuenta que yo la ví y vi el aceite en el piso. Tenía tanta rabia que preferí no subir porque seguro iba a decir algo que no debía y recién llegaba al edificio... pero ni la saludo cuando me la cruzo, además ella se dio cuenta que la ví. A la primera que le pase algo a mis perros, le armo escándalo...
- Sí, ya ha tenido problemas con otros vecinos... El encargado de al lado, que ya tiene como 20 años aquí, me dijo que ella tiene muchos pecados que pagar y que por eso ahora es evangélica...
- ¿Cómo así...?
- Síiiii, era guerrillera...
- ¿¡......!? cric cric
- Sí, el padre de la hija que vive con ella es desaparecido...
- ¿¡.....!? ¿El marido de ella?
- Sí, sí...
- Pero Juana, eso no es un pecado, esa es una tragedia...
- Sí, bueno... sí...
- Pobre señora, le desaparecieron al marido...
- Sí, lo que debieron hacer era haberles hecho un juicio y meterlos presos, sí... yo pensé que era chisme... pero la señora del segundo también me lo dijo, se lo cuenta a todos... Así que es verdad...

Terrible dilema ahora, terminé defendiendo a mi "enemiga" en el edificio y lamentando la manera en la que se incuba un tipo de conciencia "un poco incosciente". 

domingo, 18 de abril de 2010

Volví

Regreso. No prometo mejoras o cambios superadores. Solo quiero volver. Trataré de ser más metódica. La disciplina, decía mi papá, es fundamental para lograr lo que se quiere. No tuvo éxito; jamás la he tenido de manera constante. Y de metodología nunca aprendí. Así que no esperen más que mi voluntad caprichosa de escribir y un poco de vanidad, que me empujará a no abandonar este lugar virtual para compartir con quien quiera que me lea, lo que piense y me surja de los hechos y momentos que me muevan la conciencia y el corazón. Aquí voy. Espero no defraudar, y sobre todo espero conformarme a mí misma.